Las cremas que solemos utilizar en invierno no son recomendables para verano. Pero, ¿conoces el por qué de esta afirmación? En este blog pretendemos aclararte las ideas acerca del cuidado ideal para tu piel.
Teniendo en cuenta que la tendencia natural en verano es la de relajarnos, muchas veces hasta nos olvidamos de cuidarnos la piel como es debido. Adiós a las rutinas de tres pasos, de dos y hasta de uno. Otras veces no es una cuestión de dejadez, sino una decisión premeditada y por una buena razón, o eso creemos. Como la piel suda más con la subida de las temperaturas, pensamos que aplicarnos una crema puede empeorar el estado de la piel y engrasarla.
¡Error! Si eliges correctamente la crema de verano, nada de esto va a ocurrir, pero lo primero que tienes que saber es que en plena ola de calor no puedes aplicarte los mismos productos cosméticos que en invierno. Al igual que cambias de armario en esta época, también debes revisar tu neceser y aparcar las fórmulas no aptas para la temporada de verano.
Cremas ligeras e hidratantes
Cuando el termómetro está al rojo vivo, uno de los principales efectos que notamos en la piel es que se vuelve más áspera. Esto se debe a dos razones principales:
- La primera, porque al elevarse las temperaturas se pierde agua a través de la dermis y esto hace que sintamos el cutis tirante. Y si a eso le añadimos el efecto del aire acondicionado, que reseca las células superficiales de la piel, ya tenemos la tormenta perfecta. Así que lo primero que hay que buscar en una crema de verano es que actúe como barrera para contener la pérdida de agua.
- Y lo segundo, que incorpore activos emolientes para que la hidrate y la mantenga elástica. Y aunque estos dos principios son necesarios, no son suficientes.
Por otra parte, en los meses de junio, julio y agosto nos exponemos más al sol, y esto tiene sus consecuencias, ya que los rayos despojan a la piel de sus aceites naturales y favorecen el envejecimiento cutáneo. Así que se impone la elección de una crema de verano que contenga antioxidantes para contrarrestar.
Y como el sol va a ser el factor más persistente en este tiempo conviene que las cremas de verano tengan una formulación que resulte refrescante. De este modo minimizará el eritema que ocasiona la exposición solar. Sobra decir que el fotoprotector va a convertirse en el cosmético de día imprescindible estos meses. Pero no solo él.
Otra crema básica de verano será el aftersun. Y no, no se puede saltar nunca este paso en la rutina de belleza, pues si a los males de la radiación añadimos las consecuencias de estar a remojo con el cloro de las piscinas o la sal del mar, la cosa se complica. Todos estos factores pueden desequilibrar la piel, así que hay que mimarla más que nunca.
¿Te estás preguntando si puedes sustituir el aftersun por una crema hidratante de verano? Pues va a ser que no. Una crema hidratante no hace el mismo efecto, ya que los productos aftersun están formulados de manera específica para esta situación en la que la piel se ha expuesto al sol. Son cremas con alto poder regenerador, aunque también prolongan el bronceado, hidratan y aportan confort.
Otro consejo: recomendamos la aplicación de una mascarilla hidratante con efecto frío, dejándola actuar 20 minutos, para conseguir una piel más elástica, revitalizada y luminosa.
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